domingo, 14 de agosto de 2011

¿Qué es la vida?

   Según los diccionarios, la vida es aquello que tienen los seres vivos desde que empiezan a formarse hasta que mueren o,  lo que es lo mismo, el tiempo que vive un ser desde que nace hasta que muere.
   Pero para mí, la vida consiste en una constante lucha contra nuestro entorno para poder alcanzar la felicidad. Esa felicidad, a la que yo llamaré lo inalcanzable, algunos la consiguen con facilidad, otros la encuentran a duras penas y el resto de las personas se van sin saber lo que realmente significaba la palabra felicidad.
   ¿Por qué pienso que la felicidad es algo inalcanzable? Muy sencillo: durante toda nuestra vida hacemos cosas que nos hagan sentirnos bien con la consecución de llegar a la cima de la felicidad; pero en ese mundillo al que llamamos "La Tierra" hay una serie de animalillos insignificantes que quieren destruirnos y que tarde o temprano lo consiguen.
   A lo largo de los años, pasan muchas personas por nuestra vida: padres, hermanos, abuelos, tíos, sobrinos, vecinos, amigos... Amigos, esas personas que logran que tu vida sea happy con simples actos y a las que esxtrañas tanto cuando llevas un par de días sin contacto alguno con ellos. Pero que cuando menos te lo esperas te dan un espadazo por la espalda y te hacen sufrir a mas no poder. En ese momento te quedas sola, sin nadie a quien contarles tus problemas ni desahogarte.
   ¿Qué es de la felicidad y de la vida en ese momento? Pues yo os lo diré, simplemente una puta mierda. En ese momento no quieres saber nada de nadie, te sientes como un pececito en una inmesa pecera; para ti ya nada tiene sentido. Incluso llegas a pensar que la única solución a todos tus problemas es la muerte. 
  
  

miércoles, 3 de agosto de 2011

31 de Diciembre.

Me levanto pensando en que un nuevo día acaba de llegar, hoy puede ocurrir lo más deseado por mí desde hace dos años.

Mientras me aseo pienso en ello, y a la ahora de vestirme me convierto en la mujer más feliz del mundo pensando que hoy todo acabará y que por fín celebraremos el año nuevo juntas. Sin la odiosa comida del hospital, los ATS interrumpiendo constantemente en la habitación y esa joven china a punto de cruzar la línea de la muerte a causa de un complicado parto.

    -Vaya, estás guapísima mi vida.

    -¿Has visto abuela? Estoy estrenando este vestido que me compré un día antes de tu operación, aún no he  tenido tiempo de estrenarlo...

    -¿De veras piensas que hoy se acabará todo? El doctor me dijo que el tumor se estaba extendiendo por el cuerpo muy rápidamente.

    -Abuela-me siento sobre el borde de la cama-hoy es treinta y uno, cuando sea medianoche comenzará una vida nueva, adiós a esta habitación, a los médicos, al quirófano... Viviremos en tu casa, ¡hasta que las ranas críen pelos!. Mírame a los ojos, saldrás de esta, créeme.

    -No te prometo nada querida-me respondió ella con su débil voz.


Al llegar a este punto de la historia me siento incapaz de continuar... no hace falta que lo escriba, pues todos os imagináis el final.

Año nuevo... vida nueva. Aquella mujer con su piel del tiempo arrugada, perdió la batalla con la que llevaba años luchando, apenas sobrevivió al festival de <<los mejores recuerdos del 2061>>. A las 17:30, el corazón de mi abuela dejó de latir, aquella mujer que tanto dio por mí se dirigía hacia la famosa luz blanca. 

Mientras ella, felizmente, se reunía con los suyos... yo exparcía sus cenizas en los jardines del Champs Elysées, el mismo lugar donde quinze años atrás fue enterrada su amada esposa Catherine.

martes, 2 de agosto de 2011

Abril.

  Una tarde de abril, decidí hacerlo. Decidí llamar a aquellas personas que anhelaba y que hacía años que no las veía.
  Esta pequeña idea hizo que me sintiera bien recordando viejos momentos con esos amigos, tal vez los mejores que he tenido.
  Pero en un instante, tras despedirme por teléfono de la penúltima persona que constaba en mi lista de <<fantasmas del pasado>>, mi felicidad se volcó rápidamente en una enorme tristeza.
  De repente, pretendí hablar con aquel hombre que me dio la vida pero a su vez me la quitó con su marcha. Aún así, se me ocurrió la magnífica idea de buscar en mi agenda su número de teléfono.
  Ingenuo de mí... aquella persona número 27 de mi lista de llamadas había muerto hacía catorce años, jamás podría volver a hablar con él.
  En ese momento todas mis ganas de vivir se desmoronaron.