domingo, 25 de septiembre de 2011

La luna.

Soy la Luna, ¿Qué deseas?
Mi casa es el astro ese al que 
todos llaman por mi nombre.

La noches, no es noche, 
es mi manto que lo arrastro al pasar.

Y mi luz te ilumina por "la noche"
cuando mi manto cubre el color 
azúl del cielo.

Siento tener que pasar por donde vivís,
y tapar la luz con mi manto, 
pero tengo que pasar por la tierra 
para ir al planeta de las hadas.

Allí me quieren mucho,
pero una maldición hizo 
irme de allí y vivir en el astro este.



La crisis según Einstein.

No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo.
La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países porque la crisis trae progresos.
La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura.
Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar ‘superado’.
Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones.
La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia.
El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones.
Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos.
Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia.
Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo.
En vez de esto trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora que es la tragedia de no querer luchar por superarla.

lunes, 12 de septiembre de 2011

(L)

Me tumbo en la hamaca y vuelvo a pensar en la conversación que juntas mantuvimos. Aquellos minutos que nunca olvidaré. Una y otra vez tengo rondando en mi mente ese tema, sin saber con certeza que camino he de elegir, me limito a callar.¿Para qué? Para no hacerle daño a mis seres queridos. Esas personas ausentes de mi dolor ante el posible rechazo. No quiero ni puedo perderte, tu presencia y tus consejos son tan valiosos...

domingo, 11 de septiembre de 2011

Un paseo por las nubes.

Venga ya, dejémonos de tonterías... llevas años contándome lo mismo y ya es hora de que me digas la verdad. Me da igual que nada de eso sea real, pero quiero escuchar lo que siento. Dime que todo es mentira, que en este maravilloso mundo no existen enemigos, ni guerras, que la paz fluye del mismo modo en el que nuestros pulmones cogen aire. Dime que existen armas, pero no dolor. Y cuando le disparas a alguien la envías a un lugar mejor, el cuál siempre puedes visitar a través de una escalera mecánica... sí, sí, la misma escalera con la que subes de piso en el  Corte inglés. Cuéntame que cuando llegas a la cima puedes tomarte un café, un chupito, un algo con aquellas personas que partieron en un día. Descríbeme cómo será ese lugar dónde puedes estar el tiempo que quieras con los ángeles o con las hadas y las sirenas si es que existen.
Quiero que me cuentes todo esto y mucho más, me da igual si nada de ello es cierto; sólo quiero escucharlo una y otra vez.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Miremos al pasado y observemos todo lo perdido.

   Como una montaña rusa, o tal vez como las Cataratas del Niágara, así es como yo me siento. Justo ahora que voy a poder hacer realidad uno de los numerosos sueños que he tenido a lo largo de mi vida, tengo miedo. Ese miedo que se puede comparar con la misma sensación que tienes al acercarte al borde de un gran precipio con la duda de: ¿Me caeré, o seré capaz de tirarme y pensar que todo esto no ha sido más que un sueño?
   Lo suyo sería echar la mirada atrás y salir corriendo, en busca de esa vida fácil que tuvimos, pero no, esta vez no hay escapatoria debes de seguir adelante. Pero aún así, continuas dudando, y odias con toda tu alma esas minúsculas gotitas de agua que forma la cola del monstruo del agua al sumergirse en el océano; allí abajo donde no hay fondo del mar. Esas gotitas de H2O que no duran ni un segundo vivas, pero que te impiden ver tu futuro con claridad.
   Entonces debes ponerte una tirita ahí, donde más te duela, y hacer caso omiso de ese miedo. Hay que seguir adelante pese lo que pese. Una nueva vida está a punto de comenzar y al final de ella... encontrarás la felicidad. Al fin y al cabo, el camino puede llevar muchas espinas pero en las raíces podrás observar un mundo lleno de ilusión, experiencias, alegrías y ganas para llegar al fin de la meta.